La razón del porqué decidí abrir este blog se remonta a la primera vez que conocí el mundo de los bloggers. Es increíble la cantidad de gente que posee uno de éstos, tanto así que para elegir el nombre de mi blog, tuve que pasar por miles de nombres porque el que quería en un principio estaba agotado. Me tomó un ratito llegar a rednvioletrush.blogspot.com para que después me diera cuenta que el blog rednviolet existe.

Alguna vez tuve un fotolog, pero lo único que escribía ahí eran sonseras de preparatoria, sobre el niño que te gusta, fotos que subes de tus amiguis, etc. Después agarré la manía de escribir notas en facebook, pero eso tampoco tuvo mucha continuidad. Éste tiene una pequeña cosa de diferencia en contraste con los otros dos. Aquí no dedico fotos, ni escribo cosas simples sobre mis días, es más como un medio de expresión en donde a veces escribiré cosas cursis, frustantes, enojos del día, o cosas random que siento que deben ser escuchadas.

Me inspiré en el blog de La Maga. Desde que conocí su blog, me convertí en fiel seguidora y hasta la fecha creo que no hay post que se me haya pasado leer. Después conocí el blog de Recoletivo y encontré más inspiraciones entre las cuales destacan Chilangelina y Luis. Leer sus posts me inspiró a abrir este blog. Y por eso heme aquí.

Hoy estaba leyendo un cuento por ahí de Mario Benedetti y una frase me llegó así como que con un golpe a la cabeza. "¿No ha escrito usted nunca una carta sin la intención de mandarla y ha salido con ella, todavía sin el propósito de enviarla, y entonces ha oído como caía en el buzón?" Cuando leí esa pregunta del cuento, sentí que Benedetti me estaba hablando. Recuerdo muy bien esas cartas que tengo ahí escondidas, cartas que se quedaron como Drafts, y recuerdo precisamente bien esa carta que sí llegó al buzón de una persona. Esa no debió ser mandada. Debió quedarse conmigo por el resto de la vida. No quiero decir que me arrepiento de haberla enviado, pero enviarla no me hizo feliz. Llegué a pensar que esa carta me regresaría la tranquilidad. No lo hizo. Así que estuve de regreso donde mismo, intranquila e infeliz.

Creo

Yo creo en el destino y creo en ti. Creo en el amor a primera vista, en que se pueden alcanzar las estrellas, creo en la inmensidad del cielo, y la infinidad del mar. Creo en que una persona puede hacerte realmente feliz o realmente triste. Creo que debes enamorarte siempre que puedas, porque es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado. Creo en los mejores amigos. Creo en los enemigos. Creo que siempre va a haber alguien que te puede traicionar, creo en que no debes confiar en todos. Creo en las ciencias exactas porque son objetivas. Creo en la ley de Murphy. Creo que existen los “soul mates”. Creo en que si te esfuerzas puedes alcanzar lo que deseas.

Creo en la buena suerte y la mala suerte. No creo en espíritus, ni en ovnis que secuestran personas. No soy supersticiosa. Creo en que hay alguien que todo lo ve y todo lo sabe. Creo en los complementos. Creo que los polos opuestos se atraen y los polos similares se repelen. No creo en la magia, pero creo que las personas que pueden hacerte creer que es magia tienen un don.

Creo en las coincidencias, creo en los momentos que te quitan el aliento, creo en mi fuerza para seguir, creo en la esperanza, en los cuentos con final feliz, creo en las lágrimas, creo que el dolor te hace fuerte, creo que la vida no es fácil, creo que la familia es la base de toda persona, creo en el amor, creo en el perdón, creo en la lealtad, creo en la amistad. Creo en la imperfección de las personas. Creo en mí.

Cuento

Te cuento sobre sus ojos profundos como el mar, te cuento sobre su sonrisa colgate perfecta, sobre su barba de candado, las manos suaves, los brazos listos para abrazar, sobre su abdomen perfecto y su boca de algodón. Te cuento sobre la manera que me hace sentir, que me hace volar cuando me sujeta, que cuando me besa estoy fuera de Tierra, que siento las maripositas cuando me acaricia y que cuando duerme a mi lado desaparezco.

Te cuento que siempre está conmigo, y que no importa cuánto podamos discutir, siempre se arregla. Y que me gusta que me cele, y que daría lo que fuera por siempre verlo feliz. Y que mi corazón está con él.

Te cuento sobre la relación perfecta, la comunicación masiva, el apoyo incondicional. Te cuento que tengo todo con él y no me hace falta nada más.

All I need is your love

Todos tenemos a una persona que queremos por encima de las demás; alguien que, sabemos de antemano, se quedará grabada en nuestra historia. Siempre que la necesites va a estar ahí y cuando no, también. Con esa persona vas a tenerlo todo. Todo lo que venías buscando con anterioridad se borra, y, como por arte de magia, no lo necesitas más. Lo conoces a fondo. Puedes decir cuál es su color, su programa, su deporte, y su comida favorita. Sabes qué le gusta hacer, si le gusta la mostaza en el hot dog, qué le quita a la hamburguesa.

Sabes lo que quiere, conoces su escencia y lo reconoces a metros de distancia. Él te conoce a ti también, probablemente más de lo que te conoces a ti misma. Él sabe todo lo que te gusta y no duda ni un minuto en hacerte feliz. Puede regresar caminando a su casa aunque esté nevando afuera y puede venir a verte siempre. Te llama por teléfono sólo para saber tu día o decir "te amo". Te manda mensajitos tiernos y siempre te hace sonreír. Se preocupa por tu salud, más de lo necesario diría yo y te da un beso en la frente. Te hace sentir segura y cuando te abraza... sientes que puedes volar. Lo mejor del caso es que no necesitas que pase un año para conocer sus miedos y sus anhelos porque ya los conocías desde antes. No necesitan palabras para hablar, ni nada más; porque se tienen el uno al otro. Se complementan.

Hace poco yo descubrí que tengo una persona favorita y desde entonces no se me borra la sonrisa que me deja todos los días.

Y usted sabe a quién me refiero.

Pay my bill

No es hasta que estás del otro lado de la mesa que entiendes el significado real de la propina. Y ahora que decidí aventarme a la aventura de trabajar de mesera entiendo el sufrimiento de cualquier mesero que alguna vez me atendió. Contrario a lo que la gente piensa, cree, o perjura; la propina no es un dinero extra que el mesero simplemente se lleva a su bolsa, es muchísimo más que eso. Es el salario del mesero, es estar para arriba y para abajo como loca trayendo bebidas refill, es recoger miles de botellas de cerveza, cambiar cenicieros, preparar limonadas, es dinero que repartes no sólo a cocina, sino también al bar y a algo ridículo llamado smallware (que involucra todo aquello que puede sufrir el peligro de romperse en un turno y aunque no se rompa lo pagas), es la friega de asegurarte que tus platillos no se retrasen y si se retrasan es corretear al gerente para que lo saque más rápido, es estar 100% en todo, es sonreír aunque estés tan atareada que por dentro te lleva la fregada, es estar conciente de lo que se te olvida y llevarlo aunque sea un poco tarde, lidiar con gente que no es muy amable o muy especial, es memorizar los platillos de los clientes frecuentes, es dar un excelente servicio. Es el estrés de tener todo bajo control, es quedarte hasta las 3 de la mañana aunque el restaurante cierre a la 1. Es barrer, trapear, limpiar baños, ceniceros, es asegurarte que el restaurante quede como nuevo constantemente, es atender más de una mesa. ¿Mencioné que es el SALARIO del mesero? (El sueldo de un mesero está valuado en $8 pesos la hora)

La propina toma un significado diferente cuando no eres el consumidor, es algo vital y engloba mucho más de lo que sólo se ve en las mesas, es un premio, es motivación. Ahora que estoy del otro lado de la mesa comprendo cosas que no sabía antes, que dejar por lo menos el diez de propina es irte tablas, un poco más del diez es ganarle.

Vaya que la propina es más que simples monedas.