DIOS ES GRANDE.
DIOS ES GRANDE. DIOS ES GRANDE.
Hace poco más de 5 años conocí a la persona que marcó mi
camino. La persona que me dio rumbo y que siempre me ayudó a luchar por lo que
quiero. De hecho, parte del motivo del porque estoy en donde estoy se lo
agradezco a él. Por haberme guiado, enseñado y aconsejado. De él aprendí que
hay que ser fuerte y luchar por lo que se quiere. De él aprendí que la vida
definitivamente te pone obstáculos en el camino y aprendí a superarlas. Él me
enseñó a luchar por mis metas, porque él siempre lo hizo. Sacó adelante su familia,
desde joven trabajó para apoyar a su mamá, tuvo una vida muy difícil, pero ante
todo siempre salió adelante.
Digo que Dios es Grande porque lo es. Porque aquella tarde
de Julio estaba alegre, sonriente, esa sonrisa inspirante. Y esos ojos
conquistadores. Esos meses luchó por mí, esos meses me quiso tener a su lado,
hasta que lo logró, porque no fue sencillo. Sí, yo era una chica difícil que no
buscaba compromiso, pero al pasar de los años entregó todo su corazón a esa
persona. Le entregó un cachito de lo que era ella para convertirse en una sola
persona. Y fuimos uno solo.
Se presentaron las dificultades y por obra de la vida se
separaron sus caminos, él partió a averiguar qué era lo que realmente quería y
cómo era que realmente se sentía y ella partió a encontrarse a sí misma, cosa
que no logró en tan poco tiempo. Tomó terapia para superarse, para ser mejor
persona, la cual no terminó.
Dios es grande. Porque lo trajo de regreso cuando no lo
esperaba, Dios es grande porque realmente me demostró amor. Se apasionó por
recuperar parte del cachito del corazón que ya estaba roto. Se apasionó por
repararlo, con besos y caricias, con visitas inesperadas, con sorpresas, con
regalos y cariños. Se tomó la tarea de poco a poco remendar las heridas que el
corazón tenía, y poco a poco fueron sanando. Las heridas que ya tenía no
terminaban de sanar.
Así que se separaron por dos meses más. En esos meses, ella
aprendió mucho. Volvió a su terapia (que aún no concluye). Volvió a tratar de
entender qué era lo que a ella le sucedía y por qué se sentía como se sentía.
Volvió a intentar mejorar para él, porque en esos momentos, ella le hacía daño,
ella lo lastimaba y su corazón era frágil y no podía tomar más decepciones.
Ella entendió que él la necesitaba, que necesitaba de aquél
cariño que hace tiempo no le entregaba. Entendió que lo tenía abandonado, por
miedo, por lo que sea. En la terapia de dos meses se dio cuenta de muchas cosas
que no le estaba entregando a su pareja y que lamentaba que en el tiempo en que
estaban no podía darse cuenta. Ella se dio cuenta de sus errores, y ella sabe
que no es perfecta, trata de serlo, porque a ella le interesa estar con él.
Su terapia aún no termina, pues aún tiene lecciones por
aprender, cosas que corregir, pero lo importante es que ella está dispuesta a
seguir mejorando y a seguir demostrando lo mucho que quiere estar con él.
Quiere seguir a su lado.
Así que ella tomó decisiones, se acercó nuevamente a él
después de dos meses y un año exactamente después de haber iniciado de nuevo la
relación y le dijo:
Próximamente.... segunda parte.