Tenía ya un muuy buen rato de confesarme. Y ahora que he estado yendo a misa, y que tengo ya como 2 meses yendo todos los domingos, me doy cuenta que ya era necesario. Así que estando aquí en Puebla, pasé por la Iglesia de Santo Domingo, que por cierto, es preciosa y me di cuenta que estaba el Padre confesando y pues ya qué.
Yo aún no entiendo qué es lo que la gente confiesa. A mí me es difícil encontrar mis pecados, a pesar de que no soy un angelito, siento que no es pecado divertirse, y sí quizás para la iglesia tomar y salir de control sí se considera pecado. Total, confesé (cosas que no voy a publicar aquí por obvias razones). Confesé todo aquello que traía guardado desde hace rato y hasta platiqué con el Padre de lo que es mi vida y de lo que será.
En resumen, el padre ya me estaba casando. Que cómo era posible que después de 5 años de andar con el novio no estuviera casada. Que para lo cual, tiene sentido, no?? Tengo 24 años!!! Que sí, ya la mitad de mi generación está casada o con anillo en el dedo, sí. Pero qué necesidad???
No digo que no me quiera casar, sólo no ahorita. Dentro de dos años, quizás. Como que ya lo veo sucediendo: 26 años, casada con aquél hombre de mis sueños, a los 28 mi primer hijo. O no?? Es muy pronto. Dios, ya ni sé dónde me veo en 5 años, qué difícil.
Para no hacer el cuento largo, salí confesada, con aspiraciones un poco más acertadas a las que tenía.
Buena onda el Padre.
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