Yo no soy de las personas que pueden contar sus historias con emoción. No sé a qué se debe, quizás a no querer contarlas, o al miedo de aburrir a los demás, o quizás a algún problema anterior, yo que sé. La vez pasada Daniel (uno de mis amigos de acá) me estaba platicando su mega historia y su dilemma acerca de no saber a cuál de tres mujeres elegir. Me contaba que una era súper simpática, la otra súper pegajosa (y de hecho, quería deshacerse de ella pronto), y la otra estaba a larga distancia. Cada una de sus historias, las escuchaba, sin perderme ni distraerme. Él es de las personas que cuando te cuentan algo, le ponen el feeling, pasión, o no sé qué sea, pero te picas en la historia. Y cuando se detiene, lo urges en que continúe, porque quieres saber qué más pasa. Yo no soy así, yo trato de resumir lo más posible cuando cuento algo, me olvido de los detalles, no especifico nada, y la historia termina en menos de 5 minutos. Será que siento que no me ponen atención, bah...
Cuando platicaba con él me dice: "Ay, ¿ya terminaste?" Y pues, sí... No había nada más que contar. Mi "ex" (que la verdad no es tan "ex", pero esa es otra historia) también es como Daniel. Sus historias siempre son divertidas, con todos los detalles posibles, y con la emoción. Cuando me platicaba de su día, podría hablar por horas, describiendo cada uno de los sucesos, sin olvidar ni uno sólo. Yo, al contrario, contaba mis días como siempre, como una rutina que siempre es igual, aunque la realidad es que no lo es. Siempre hay algo diferente en el día que mencionar, pero mi malísima memoria siempre hace que suenen iguales. Me levanto, me baño, voy al trabajo, regreso del trabajo, al gym, de regreso del gym, me baño, ceno, me duermo y de regreso al principio.
Me pasa lo mismo con mi mejor amiga. Ella me cuenta tooooodoo con lujo de detalle, qué hizo, con quién salió, a qué hora regresó, qué le emocionó, qué la puso triste, por qué se enojó, TODO. Y la vez pasada me dijo: "Te noto muy seria nena, por qué no me cuentas". Y no es que estuviera seria, ni nada... sino que no muestro tanta emoción.
Cambiando drásticamente de tema, me compré el anillo que tanto había querido desde hace tiempo. Lo conseguí en la feria, me costó un poco caro, pero al fin tengo mi anillo de plata con piedra de ónix negra. Hermooooso que está el condenado. Ya tengo una gran colección de anillos.
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