Me imagino a tu lado, acostada en la cama. Abrazada de ti como sólo a ti te gusta. Mis brazos alrededor de tu cuerpo. Con una mano acaricio los pelitos de tu pecho mientras que con la otra lentamente me dirijo a tu pancita. Cómo extrañaba esa pancita. Juego con tu ombligo un rato, te hago reír, te dan cosquillas. Recuesto mi cabeza en tu hombro y siento tus manos acariciar mi cabello, mi cara. Estás calientito, tus manos suaves se detienen en mi pecho. Suspiro. Me acerco a tu oreja para susurrarte un "te amo" despacio, tierno. Me sonríes. Estoy cansada, fue un largo viaje, pero no podía esperar para verte. Te volteas hacia mí y me dices eso que había estado esperando tanto tiempo, como aquella primera vez hace tres años: "Yo te amo más".
Me siento segura, feliz, no me había sentido así en meses. Qué bueno que estás aquí, conmigo, qué bueno que me esperaste. De pronto, te levantas de la cama, te vistes y me dices que te tienes que ir. Y te vas, así como llegaste. Regresa ese sentimiento a mí, ese que todavía no sé cómo describir con palabras, y una lagrimita recorre mi cara. Vuelvo a estar sola. Vuelvo a extrañarte, vuelvo a dormir del lado equivocado en la cama. Los días pasan, los meses pasan, los años pasan. Tú allá y yo acá.
No comments:
Post a Comment